El fundamentalismo que rigió hasta el siglo XVII intentó ser
modificado por el nuevo programa
educativo de la Ilustración del siglo XVIII, el cual
sostenía que la razón humana podía combatir la ignorancia y la tiranía, y
construir un mundo mejor.
Pero fracasó, porque el raciocinio carece de moral.
La enseñanza moral es un tópico sumamente conflictivo. El
Modernismo intentó prescindir de la religión y no recurrir a la idea de Dios.
Las religiones siguieron con sus enseñanzas extraescolares, sin embargo los
argumentos religiosos ya no resultan convincentes.
El Modernismo y la escalada del Progreso dejó sociedades
desorganizadas y élites políticas y financieramente corruptas.
El único éxito del Modernismo fue la creación de la clase
media, pero así mismo, carente de valores.
Y todo esto se debe porque nadie les dijo a las personas que
deben hacerse cargo de sí mismos, no sólo en lo intelectual, sino en lo moral y
espiritual; han de desarrollar su potencial interno; eso es lo que la Vida y el
Universo espera de ellos.
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