Ya no alcanza con dar órdenes y supervisar que se cumplan, ahora es preciso vigilar de más cerca que haya crecimiento, interés, entusiasmo, dedicación. Como el maestro de orquesta, se ha de estar exigiendo siempre más y mejor.
Digamos que la gran
innovación entre el modo de proceder de antes y ahora está en la confianza en el valor del otro.
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